Duele la palabra en la mano que no sueña con el verso. Duele aún sin saber que le hinca en lo más profundo de su prosa. Aquella mano que se niega a la pluma y al papel. Duélele tanto, que cuando se abre, de sus dedos brotan caricias al vacío.

viernes, 10 de octubre de 2014

Puedo

Puedo romper el silencio en mi con sólo pensarte.
Puedo pensarte a besos sin siquiera tocarte.
Puedo tocarte en verso y en mi prosa amarte.
Puedo amarte sin fin y nunca olvidarte.

martes, 26 de agosto de 2014

La chica en el espejo


Existe un ser que no soy yo, pero es parte de mi. A mi pesar es todo lo que muchos ven y pocos aprecian. Camina, habla y respira por mi, es mi coraza y mi prisión.

¿Quien eres tú? Me dice mientras me mira de arriba a abajo, escudriñando cada rincón de mi piel. Una mueca en su rostro me deja ver lo enojada que está con mis cabellos y en un intento de alisarlos solo logra alborotarlos más. Sus manos estrujan mis mejillas y las golpean con pequeñas palmaditas, a veces me pregunto si lo hacen para desperezarme o para lograr encender el rosa ausente debajo de mis ojos. Con nada se conforma. No sé de que manera se da cuenta de las libras de más que trato de disimular debajo de las ropas.

Es muy exigente con las dietas, modas y maquillajes. Ríe mucho, de cualquier cosa y hace grandes algarabías para hacerse notar. No sale ni a la esquina sin Rimel ni perfume. Y por más que la regañe, va tropezando con cada espejo o cristal donde encuentre su reflejo. Es muy dura de palabra y nunca por sus labios rodó una lágrima.

La chica en el espejo pinta sonrisas en mi boca muda, no entiende de amor y sufre de amnesia. Orgullosa y altanera, distante y absurda, esconde debajo de su apariencia de acero, una chica diferente.

Pequeña traviesa, siempre tramando algo nuevo. No habla mucho pero se le entiende con solo mirarla de frente. Distraída, se pierde en la ventana si un rayo de luz atravieza su pelo. Sueña con hadas y seres místicos, cree en la palabra que susurra a su oído y ama fervientemente todo lo que le rodea. Ella, la chica que se escurre y se aleja, que llora en silencio, suspira desde la aurora hasta el alba. Nadie la ve, nadie la escucha. Danza inadvertida en el viento que acaricia mi rostro. Quien la conoce, la quiere, la guarda.

Si encuentras la chica en el espejo, no la sensures ni la exaltes. Ella tiene la llave que abre la puerta que buscas. Si detienes tu paso ante su presencia, te hará un guiño y te dejará sin alas. Si la sofocas en tus brazos, sus vestidos gitanos se escurrirán en silencio. Si la humillas y la ofendes, se volverá espinas, salitre y polvo. Solo déjala ser, no es más que un reflejo, un espejismo, una máscara. Es todo lo que la que la mantiene a salvo. Comprende a la chica en el espejo, si la sabes amar, se encontrarán las dos, tornándose una sola.

Ella, la que ríe, ésta la que calla. Juntas viven sus avatares, entre mundos que convergen y se apartan, en la cuenta regresiva de mi tiempo. Aquí va, suave y lisonjera, ésta, la que escribe. Ahí está, fría, despampanante, ésa, la que estalla.


                                                                                                                      Yury


 

martes, 10 de junio de 2014

De carne y hueso

Son las 7:00 de la mañana, es la tercera vez que apago la alarma del teléfono y mientras me estiro en la cama y me estrujo el rostro intentando desperezarme, pienso en lo maravilloso que seria quedarme bajo las colchas un ratito más. Quien me habrá mandado a quedarme despierta hasta las 3:00 de la madrugada, ahora no tendría tanto sueño... así me digo, mientras me levanto de un tirón y me miro al espejo; tengo los ojos rojos como llamaradas y los restos de Rimel le dan a mis ojeras un tono más oscuro, el cabello no tiene solución pareciera haber sufrido una descarga eléctrica. Voy arrastrando los pies hasta el baño, una ducha bien caliente activa mis músculos, cepillo mis dientes, dos o tres muecas y mi reflejo me dice que me apure. Ya llevo media hora dando vueltas y aun no decido que me pondré, es el primer día de trabajo y quiero verme bien, miro el reloj y agarro lo primero que esta a mi alcance, al final fue lo primero que saqué del ropero. Me maquillo a la velocidad de la luz, los zapatos, la colonia, la cartera, otra mueca en el espejo, esta vez seguida de una sonrisa, cepillo de nuevo el cabello con la esperanza de que se acomode pero el milagro no ocurre, suspiro y me voy a la cocina, un vaso de jugo y una rodaja de pan casi se me atoran en la garganta. Sombrilla, abrigo, cartera... y yo escalera abajo como loca en busca del elevador, presiono el botón y listo.

Al fín salgo del edificio, un saludo al portero que avisa del chaparrón, le enseño la sombrilla y afuera. El día está gris y el frío me cala los huesos, los automóviles pasan levantando el agua del asfalto que casi va a dar a mis zapatos, reniego pero nadie se da cuenta, camino casi corro hasta la proxima esquina donde Nascimento nos va a recoger, el dijo 8:30 pero por si las moscas nos vamos más temprano. No me gusta esperar, no soy dotada de paciencia, miro a todos lados, la gente me pasa por el costado, una ojeada y adelante, simulando hormigas locas, con la diferencia que las hormigas en algun punto del trayecto cruzan sus antenas, las personas ni se miran, van casi una al lado de la otra pero no existe una palabra, un gesto... En eso llegan los demás, nos saludamos en calurosos abrazos, ya estamos todos. Otro carro y va el agua directo a mis zapatos, esta vez reniego con más fuerza pero nadie escucha, levanto la mirada y respiro profundo, todos ríen menos yo, con lo que detesto ensuciar los zapatos. Nascimento llega, nos subimos a la Van y al trabajo.

Los edificios parecen grandes torres que se elevan al cielo, con razón aquí siempre hay frío, con lo que cuesta que un rayo de sol pase por entre esos gigantes... Ahí va una señora en traje deportivo con su perro o es el perro quien la lleva a ella, en la esquina un mendigo aun duerme abrazado de su can, nadie lo mira, no existe, la señora pasa por su lado y si no es por su mascota que va directo a oler a aquella otra que acompaña al desprotegido, no se da cuenta que está a dos pasos de arrollarlo. Los cafés aun estan cerrados, imagino que porque cierran tarde o porque para las personas que sirven es muy temprano.

Poco a poco vamos saliendo del centro, las edificaciones se van haciendo más pequeñas y aparecen los grafittis coloridos en los muros. Las paradas estan llenas de gente, los puestos improvisados despiden un olor a fritura que hace aguas mi boca. Las bicicletas y motos llenan la carretera y un bus va casi a nuestro lado, la gente en su interior conversa animada, una anciana ríe con una muchacha, un niño que hace burlas por el cristal, un señor de bigote le cuenta alguna historia a una mujer de pelo castaño y un joven con auriculares revisa su teléfono.

Aquí el ruido es intenso pero se siente bien, puedo reir a carcajadas sin miedo a ser requerida por la señora de al lado. No me molesta enfangar mis zapatos pues se ven mejor sucios, se parecen a los del resto, gastados y maltratados, pero a nadie le preocupa, con tal que yo este ahi en esa mesa dipuesta a ayudarlos. Todos me escuchan si hablo por eso tomo cuidado de no decir groserías y a mi paso me saluda el viejo, el niño, la señora que viene acompañada de su perro, el muchacho de los auriculares se los quita y apaga la música si lo saludo... Aquí en donde trabajo la gente ya no parecen hormigas y el sol entra por mi ventana por lo que me quito el abrigo. Aqui la gente es de carne y hueso, siente y padece, escucha, conversa, canta. El desprotegido se sienta a mi lado y su can se echa a mis pies como si fuera un hábito. Aquí como frituras mientras espero el bus y me entero del último comentario sobre la Copa.

Y ya no quiero volver a donde las calles frías y los gigantes de piedra, donde nadie me ve y el mendigo aun está en la acera. Son las 5:00 de la tarde, fué una jornada buena, voy con el corazón lleno de esperanzas nuevas. Me estiro y estrujo mi rostro, no quiero regresar donde el charco de agua espera a limpiar mis zapatos. Voy arrastrando los pies y haciendo muecas.

                                                                                                                   Yury
                                                                               

martes, 3 de junio de 2014

Distancias

``Aun te amo... no sé cómo, pero después de tantos años puedes despertar este sentimiento hermoso en mi.``


                                    Distancias
Lejos de tu abrazo y aun siento tus manos en mi piel.
lejos de tus labios y el sabor de los tuyos es tan dulce como miel.
Lejos, siempre lejos. Tan cerca en mis sueños, tan tuya y sin ti.
El mundo no rima y se vuelve mil prosas sin fin.
 
La noche en tu boca de luna, en tu boca provoca mis besos.
Tu brazo en mi talle de hormiga define mi cuerpo.
Y sola en mi cama te siento, cual brisa en mi pelo.
La risa que viene de antaños recuerdos tan nuestros.
 
Respiro, suspiro, te miro, galopa mi pecho.
Las horas, los dias, los meses, los años no esperan.
y yo que olvidarte no puedo y tú que me niegas.
Y tú que me buscas, me encuentras y yo que tenerte no puedo.
 
No puedo, no entiendo, no quiero y me muero de ganas de verte.
Que injusto quererte, que ganas de odiarte, borrarte por siempre.
Tu nombre persigue mi mente, mi almohada y la tuya,
la tuya es de otra, de otra tu lecho y tus sábanas blancas.
 
Y cuando sus ojos se cierran, tu pegas la vuelta y me piensas.
Soy yo quien lejana y absurda ocupa tu tiempo de insomnio.
Soy yo quien esperas, aprietas los dientes y ruegas al cielo
que esta mañana tus ojos me vean, ahi en tu regazo, ¿ Despiertas?
 
La luz que en tus ojos renace fulgura en los míos, sonríes, se cierran
mi abrazo y el tuyo, pasión que erupciona en dos fuentes de amor y deseo.
Y tu en mis adentros y yo en tus senderos de monte, de acero.
Gemidos, y ríos de sal que confunden rocío, sudor, sabia y lágrimas.
 
Un grito que rompe el silencio, te exaltas, me llamas pero no respondo.
No soy mas que eso, un cruel espejismo, un triste pedazo de lienso en tu vida que pasa.
Es tarde para las palabras, no digas mi nombre, no soy tu universo.
 
Entiende que soy aquel lirio que creció indefenso, muy solo en el lodo.
Hoy surco mis mares de espumas, veleros que en verde esperanza me llevan por otros senderos
y aunque aun esta viva la llama que un dia tu vientre sembró en mi recuerdo.
Te digo sin miedos ni remordimiento. Te amo, con todas las letras, pero no te espero.
                                                                                                                        Yury
 

sábado, 31 de mayo de 2014

El hombre más joven del mundo

¿ La persona que más me gusta en el mundo?... Es una pregunta simple. Para algunos es un actor, para otros un escritor, pintor o cantante, pudiendo ser cualquiera de esos pero del género femenino. Pueden ser muchas las opciones. Famosos o no, para mi es algo más. No es solo la persona que más me gusta, es toda una leyenda.

Él es un hombre de baja estatura, complexión delgada, razgos afilados y ásperos. Tiene manos grandes, artejos gruesos de tanto apretar tuercas y tornillos, martillar y doblar grandes y oxidados hierros; uñas deformes, manchadas por la nicotina y la grasa. El sudor, que expira petróleo, llega siempre en su abrazo lleno de ternura. A las seis de la madrugada ya está en pie, no pide cosa alguna pero cuando recibe la taza de café, amargo y caliente, tiene una sonrisa en el rostro; la boca casi sin dientes, puede iluminar un día sin sol. Prende el primer cigarro y continúa inmerso en su jornada. Siempre alguna cosa que hacer, alguien a quien ayudar, algo que reparar. Sin tiempo para el descanso, sin prisa, sin pereza, sin parar. Solo detiene su faena para el beso, que derrama amor en tu frente, el abrazo cálido, la palabra bonita y suave.

Tiene una nariz grande, tan grande como su frente, como su corazón. En las tardes, se sienta en el portal, en un banco de madera que él mismo construyó. Su cabello de nuve, escaso y su frente ancha y calma, los ojos castaños sobre el libro en sus manos, esas manos de petróleo, de hierro, de tierra, de amor.

Ochenta y nueve, él dice, ¿ Ochenta y qué? alguien pregunta con cara de tonto, si poder creer lo que escucha, mientras observa a aquel anciano de caminar recto, que le sonríe pícaro y lo mira a los ojos, con ese brillo que le penetra el alma; aquel mismo que toca la guitarra cada noche en el umbral, aquel que siempre encuentra el tiempo para mantener verde la huerta, para su taller y sus cachibaches, para sus santos y sus astros, para leer, para cantar, para sonreir, para ayudar. Ochenta y nueve y aun no se acuesta sin saber que comió cada uno de sus hijos y nietos, si ya estan en casa descansando, si no necesitan nada más. Una vuelta a la esquina, la visita al amigo que extraña, que lo necesita. Un traguito de café, otro cigarro, la tele que no lo escucha y sus propias conclusiones de la última noticia. Ochenta y nueve años tiene mi abuelo Edecio, el hombre más joven del mundo, la persona que más me gusta. Un hombre simple, pequeño y peculiar. Pero ninguno como él, tan viejo y tan joven.


                                                                                                                                  Yury

lunes, 5 de mayo de 2014

Yo soy aquella ( Poema de la Esperanza)

Yo soy aquella que vive en silencio,

triste y lejana de tu compañia.

Aquella que siempre te regala un verso

y que sin temor, te entrega la vida.

Yo soy aquella que nunca esperaste,

ilusión traviesa que soñaste entonces.

Promesa de estrellas, preludio de goces,

diestra y perfecta en tus fantasías.

Soy la llama inerte que enciende tu hoguera,

detonante fuego que crece en tus venas.

Agua cristalina que baña tus ojos.

Pendiente, austera, ante tus antojos.

Soy rosal que inverna, mustio en la distancia;

que solo florece cuando tu lo tocas.

Y guardo con celo todas mis fragancias,

añorando el día, que observes mis rosas.


                                                             Yury


domingo, 4 de mayo de 2014

Insomnio

Es madrugada... como es usual no tengo sueño. La hoja en blanco pide a gritos la palabra escrita. Melendi trota en mi oído mientras mi mano derecha intenta mover el mause sin logro alguno. Estoy en blanco, estupefacta, perdida en el infinito del tiempo. Busco en una estrella tu rostro y solo me espera la nada al final del agujero negro. Si tan solo supiera que detrás de ese camino incierto, se encuentra otro universo, en el que somos felices. Casi te puedo ver... estás ahi tendido en el césped, mirando el azul del cielo, las nubes pasan, serenas y pálidas, el sol se esconde en tu cabello. Por qué duele tanto el amor, el pecho me estalla en mil emociones, quisiera ser solo números y algoritmos, con el solo pretexto de meterme en este email y descargarme en tu corazón.

Ya dan las tres y mis ojos estan perdidos en el espacio, hace frío. Miro por la ventana, un carro negro en la avenida, las luces al pasar, alumbran a un anciano, que va recogiendo los desechos del asfalto y lanzándolos al bote de basura que rueda tras de él. Enciendo un cigarro, el humo sale por mis labios, fino y blanco. Me abrazo, quizá para entrar en calor, quizá para no sentirme tan sola. Respiro y cierro los párpados. El silencio me despierta, añoro los días en que no me dejabas dormir con tus chácharas, no entiendo como después de tanto tiempo, no me encuentro en la cama sin tu pierna en mi espalda, sin tu nariz en mi cuello...

Tomo una ducha, el agua caliente corre por mi cuerpo, me alivia, me relaja... ya son tantos los días sin el roce de tus manos en mi piel. Suspiro y cierro la llave, envuelta en una toalla camino, descalza, por el cuarto, luego a la sala para terminar en el comedor. Abro el refrigerador, tomo una barra de chocolate y me la llevo al sofá. Allí me despeño sin remedio, un bocado en mi lengua del sabor inca me sabe amargo; por un momento siento tus labios en los míos, tu voz susurra algo a mi oído... no escucho, se oye muy lejos... tus brazos me rodean y tu aroma me embriaga, me sopesa. Descanso mi cabeza en tu pecho, el palpitar de tu corazón galopa junto al mío...

La mañana se adentra por el cristal de la ventana, el cielo se pinta de un rojo, que borra de a poco la oscuridad, tornándola gris y azul. La última estrella del amanecer se despide de mi, mientras yo estoy arrellenada en el sofá, abrazando el almohadón y mi rostro pinta una sonrisa... otro suspiro... tu nombre... y de pronto, suena el reloj.
                                                                                                                             Yury

lunes, 28 de abril de 2014

Amigos en facebook.

Te miro. Hacia mucho tiempo que no navegaba en ese mar profundo de tus ojos grises. Sin percatarme y como en un sueño de antaño, comencé a bailar descalza aquel vals que arrullaba mi oído, mientras me besabas. El recuerdo de tu sonrisa traviesa, blanca como la luz más brillante, suspendida en aquellos labios, gruesos y tibios, me alcanza, me embriaga y desacelera el ritmo de mi espacio.
Descubro que te observo con cara de idiota sin remedio, siete años...suspiro, siete... Parecieran menos, quizá si lo miras desde tu ángulo recto... matemáticas... nunca fueron de mi agrado, sobre todo al sumar todas las mañanas que anhelaba despertar entre esos brazos blancos, largos, níveos; las muchas tardes que esperé sin sentido aquel timbre paralizante del teléfono y cuando al fin... llegaba la nada, el silencio, la mirada perdida y un: no es para ti, me congelaba los huesos, me carcomía el alma. Largas las noches que me sumergía en brazos extraños, que quemaban mi cuerpo, consumían mis restos, cual llama que devora el leño seco y abandonado en el desierto. Y juré amor a quien me recogió en pedazos, solo piezas de aquel rompecabezas que un día fue mi vida. Palabras... espinas huecas, mentiras blancas, solo palabras. Y aquella tarde, gravé tu rosto, yo lo sabía pero no quería saber. Solo tu voz y aquellos ojos, yo los miré, no había nada. 
Sentí el frío de la muerte y estaba tan viva, tan viva, tan tuya y tan muerta. Soñé nacer en otro tiempo, tal vez otro universo, lejos del dejabú de tu presencia. Minutos, horas, días que se tornaron meses y años de este tiempo que no perdona, que no olvida, que no falla.
Siete años y el amor no ha muerto, esta ahí, callado, escondido en la oscuridad de mi silencio. florece en mi enojo, se escapa en las mariposas de mi vientre y fluye en el cristal de mis palabras y en un suspiro digo tu nombre, te deseo.
Siento mis manos recorrer tu espalda, que no termina en el círculo de mis brazos y que se extiende como el horizonte bajo mi cielo, para aferrarme a tus caderas que cortan como navajas, estrechas, firmes, ralas. Mi rostro se hunde en tus cabellos fieros y el dulce incienso que se confunde con lavanda se adentra en mis sentidos, me enloquece, me arrebata... y me despierta el vacío de mi abrazo. 
Sola... frágil y asustada, por compañía la pantalla, bajo mis dedos el teclado frío e inerte. y desde los píxeles de una ventana virtual me observa el tiempo congelado, tu tiempo, sin saber que descubro una línea que marca tus abriles, allí en tu frente...debajo de tus párpados, allí hay un pliegue en tu barbilla y crece el bello en tus mejillas y encima de tus labios, duro y rebelde; hilos de plata adornan tu cabeza. Sonrío al verte humano y no un ensueño. 
En tu hombro descansa una sonriente joven de cabellos de oro, se ve feliz y satisfecha. Tú estás sereno, lejano. Tu brazo sostiene un ángel en tu regazo, pequeña gota de rocío que inspira un arsenal de mimos y caricias. Todo ha cambiado, no somos los de antes. Ha sido solo un espejismo del pasado amado, cosas del destino, quien sabe, que cruza nuestros pasos. Y esos grandes ojos grises, océano invernal...
Se mueve el mause... un click, ¡despierto!. Fué mi mano...es tarde, ya acepté, somos amigos en facebook.
                                                                                                                          Yury

sábado, 19 de abril de 2014

Un comienzo, una historia

Yo nací un 7 de febrero de 1982, a las 8am, mi mama sufrió mucho durante casi 12 horas de dolor intenso mientras un ginecoobstetra cuarentón arrellanado en un balance(sillón) con cara de gorila leía un libro de no se que...hasta que mi mami no pudo más, lanzó un grito y se abalanzó hasta la puerta del salón de partos del hospital Lenin de Holguín... -¡Ay!¡ Mary mija no me dejes morir!,- mi tía que la miraba atónita y desesperada, ya vestida de verde, se puso las botas y como fiera que sacan de la jaula casi levanta en peso a la mole de su nido y le dice.. -Si le pasa algo a ella o a la niña, ¡ te mato!. No sé por qué si en ese tiempo ya existía el ultrasonido mi mamá no sabía mi sexo, pero todos en la casa afirmaban que era hembra, parece que la ansiedad por una fémina en la familia plagada de machos futuros mecánicos los hacía soñar con trenzas y moños. El médico que era mulato se puso más pálido que su blanca bata larga con pinzas voluminosas y mangas hasta la muñeca, de tal nácar que contrastaba con el verde del juego de salón. Entre una de mis futuras madrinas, Lourdes y mi tía acostaron a mi mami casi desmayada nuevamente en la camilla fría y endeble y la llevaron hasta la sala inmensa de partos..El medicucho iba detrás con cara de carnero degollado, yo salí solo con forceps, no se como mamita soportó, eran casi 10 libras de hembra hermosa que como dirían los mejicanos:- se hizo popó en el seno de su madre-, aquí, entre nosotros, los de la salud, meconio 3 cruces y negrita como el azabache, fui directo a cuneros en brazos de la joven neonatológa que asistió mi nacimiento, pero aquí no termina la cosa. Mi mama tuvo varios sangramientos que la obligaron a recibir sangre ajena, y para cuando ya pudo verme estaba mejor. Resulta ser que ya yo estaba de alta y me llevaron a verla, pero parece que la enfermera se equivocó al bañarme y me colocó en el cunero de otro niño el cual acostaron en mi cuna y llegado el momento lo vistieron y lo llevaron en mi lugar. Cuando entró la enfermera, lo primero que vió Dora Lilia fué su cabeza deforme con punturas de agujas y rapada en toda su extensión y cuando le retiraron el pañal mi mama dijo -Este no es mío, la mía es hembra y no tiene esos pinchazos en la cabeza-. La enfermera...- Mamá, esta si es su niña- -¡Chica!-dijo Dora-¿tú no ves que es varón y la mía es hembra?, además la mía tiene una cucaracha en la cabeza y no está rapada-. La enfermera se llevó el niño muy asustada y al salir entró mi tía Maritza y Lourdes.. - ¿Yury que te pasó?- mi mamá lloraba sin consuelo- ¿pero niña, que fué lo que pasó? -Se equivocaron y me trajeron un varón, ¡cambiaron la niña!-. Mi tía salió como diablo que llevó el viento y fue a parar a la Dirección, cuenta mi mamá que no sabe lo que sucedió después, solo que 20 minutos después mami Maritza me trajo en brazos y le comentó sonriente a mi mama:-Oye Yury, entre más de 50 niños supe que cual era la nuestra, es la misma cara de Negra (mi abuela) y ¡que linda cucaracha tiene en la cabeza!. ¡ Ah!, se me olvidaba, antes de cerrar el primer capítulo de mi vida, debo contarles algo más, mi papa esperaba abajo al frente del hospital con el resto de la familia y decía orondo -Eso es un varón, ¡ que yo lo sé!-  -Si...¿ y como tú lo sabes?- decían burlones mis tíos y mi tía Eva. -Bueno porque lo hice yo, eso es un macho yo lo sé, macho remacho... Al rato sale mami maritza y mami eva que habían subido para ver a mami yury(mi mamá) y a mi por supuesto y al atravesar la puerta con cara de derrota dijeron -Ay caballero, es varón -, -yo lo sabía, yo lo dije , yo lo sabía- mi papá lleno de triunfo...-,  -¡Tremenda hembra! -mi tía Eva -¡Mira!es así lo que tiene-manos en forma de C en contraposición- es micro-yé, que clase de hembra-. Mi papá decepcionado y rabioso ante la derrota asestó un puñetazo el el capó de la máquina de mi abuelo mientras toda la familia lloraba y reía simultáneamente de felicidad. Al otro día, lo llevaron a la sala para que me conociera, se acercó a la cuna sigiloso, y comenzó la inspección, primero la carita, los ojitos, la nariz, la boquita, los brazos, las piernas y 2 veces los dedos ...6,7,8,9,10 en manos y pies, me cargó finalmente y le dijo mi mami Eva al ver su orgullo inmenso -¡Dale Ale!¡ regálala!¡ mira aprovecha y cámbiala por un varón!. -Mira muchacha-contestó-ni muerto este pedacito es mío, mi hembrita,¡ mía!. Mi mamá lo observaba atenta y de hito en hito, me miraba, desbordando amor por cada poro.
                                                                                                                                      Yury

viernes, 18 de abril de 2014

La Espina Blanca

                                                                                                       Timor Leste, 7 de mayo de 2007.
 Nació un día una planta entre rocas, polvo y tierra. No hubo llanto del cielo en todo un año y medio, apenas pudo alimentarse del rocío. Un amanecer gris le salió del centro de su tallo una horrible espina color del nácar, dolía mucho y sentía que le absorbía toda la sabia que guardaba en su interior. Sufría tanto que cada vez se doblaba más y más, sus hojas se tornaron mustias y lentamente fueron desprendiéndoseles y yendo a parar a aquel suelo árido. No quedaba ya de ella otra cosa que su tallo jorobado y seco con la cruel espina blanca. Así intentaba sobrevivir, desojada y marchita, con aquella punzante de palidez extrema atormentándola desgarradoramente. Paso el verano que la llevó a tornarse del color de la tierra y el invierno llegó y la azoto sin piedad alguna; el frio de la nieve hizo que su tallo casi sin vida se helara tan intensamente que se le desprendía la corteza en hilos finos de fibra e hielo, pero la siniestra no cedió y se mantuvo más firme que nunca agarrada a ella. El agotamiento y el dolor la hicieron cerrar los ojos y sin darse cuenta cayó en un profundo y largo sueño. Una mañana despertó ante la suave calidez de un rayo de sol, era tan deliciosa aquella sensación que la guarecía del frio que fue estirándose lentamente hasta quedar totalmente recta mirando con devoción al rubio ardiente que calentaba sus retoños. ¡Sus retoños!, para su alegría y sorpresa descubrió que en toda su extensión brotaban pequeñas y tiernas hojillas verdes, toda ella era verde y feliz se movía al compás del viento que la acariciaba como un manto de terciopelo. Cuando pudo volver en sí de tanta euforia, miró a su alrededor, todo estaba cubierto de yerba bañada de rocío fresco y las rocas parecían esmeraldas, la tierra apenas se divisaba húmeda debajo de ella. Pero… ¿y su atormentadora?, ¿se le habría desprendido?. ¡No!, descubrió que ya no le dolía, mas bien, la reconfortaba, ¡sí!, era extraño lo que sentía, una mezcla de alivio y placer a la vez. De pronto unas gotas finas de arcoíris cayeron sobre ella y atónita observó como de la espina blanca nacía una rosa. Tan roja como la sangre y tan bella como un ángel, exótica y aromática que solo tuvo valor para sacudirse suave y tímidamente de modo que se desprendieran los pedazos restantes de aquella espina hueca y destrozada, indefensa y muerta. Entonces, los pétalos de aquel hermoso rubí acariciaron desenvueltos su tallo ya fuerte y pleno de savia nueva y dulce. Se sintió tan feliz que lloró hasta el amanecer y llena de júbilo pidió a las estrellas un centenar de espinas blancas que le regalaran rubíes después de la tormenta.

 Pensamiento: La maternidad, aunque en ocasiones, nos provoque angustias terribles, es el mayor regalo que puede recibir una mujer.
                                                                                                                                        Yury

A por la vida

Mensaje desde Venezuela...
                                3 meses fuera de Cuba
 Este es el primer documento que escribo con mi softonic. Me siento tan a la moda. Es 5 de Diciembre del año 2013,  ya estoy en casita...estoy bien, extrañando mucho a mi bebito hoy. Siento unos deseos enormes de abrazarlo...mi pequeñín...que lindo está. Y que inteligente me ha salido. No te imaginas cuanto deseo abrazarlo y besarlo. Dice que quiere una bata blanca como la mía...quiere ser médico como su mami Yuryleyda...así me dice...para venir para "Menezuela" conmigo. Deja que tengas un hijo..solo entonces verás lo que se siente. Quisiera estar ahora sentada en la terraza de mi casa con mi abuelo...esperando el café rico que cuela mi mami Negra. Quisiera abrazar a mi mamá y decirle que la amo mucho y que me hace mucha falta. Sentarme al borde de la cama de mi tía Eva y contarle mi ultima travesura. Que mi tía Maritza supiera la falta que me hace en cada decisión que tomo en el trabajo y en cada paso que doy en la vida. Quisiera irme.con mi primo Luisin de juerga y beber hasta caer al piso después de haber bailado con cuanta lata sonara. Quisiera...no sentirme tan sola y tan absurda. Valorar más a los que amo. Sí...estoy muy triste...Sí... quiero mucho, pero la vida se empeña en alejarme de todo lo que quiero. Estoy rota...dividida. No tengo solución. El sol apenas amanece en mi corazón...y voy a por la vida.
                                                                                                                                           Yury

Belleza inútil

Noche en soledad, amarga risa, glamour que se despeña en sedas, disco de fondo, tacos resuenan en el piso helado, la mano inerte anhela una caricia. Labios que palidecen a través del maquillaje....noche en soledad y tanta belleza, de qué te vale.
                                                                                                                                          Yury

Un poema

Una forma sencilla de comenzar a publicar en mi primer blog y una manera peculiar de adentrarlos en mi interior, en mi vida y por qué no en mis sueños. No se me ocurre otro modo que mediante este pequeño poema que escribí ya hace algunos años y que hoy comparto gustosa con ustedes lectores de la web. No espero mucho solo les pido paciencia para con mis palabras si ha de gustarles o no ya lo sabremos más adelante, para no cansarlos es todo por ahora disfruten ...


 Sumergí mis manos en el agua clara. 
Arrollo ligero que encontré a mi paso.
 Atrevida, inocente, me entregué a tu abrazo,
 con confianza ciega de mujer que ama. 
Navegué en tus ojos, me perdí en tu risa,
 saboreé en tus labios el cáliz de Venus. 
Con afán perverso desvestí de prisa,
 aquel cuerpo claro, prisión de deseo.
                                                                                                                                   Yury