¿Has
escuchado la palabra saudade?... ¿Te gusta cómo se oye de mis labios? A mí me
gusta, me enamore de ella la primera vez que la escuché. Tiene un no sé qué que
te hace suspirar, como si el sentimiento fluyera en tu pecho como uno solo. Así
la describen los brasileños, como un raudal de emociones que se juntan en el
alma y hace que tu corazón se encoja, se ensanche, se quiebre, se alce y vuelva
a palpitar. Hoy viene a mí la damisela soledad... así dice Silvio en, su tan mía,
tonada, Melancolía.
Oda a los ángeles
de blanco.
Colgaste en tu
pecho llano
los sueños de felicidad.
Dejando atrás tus
senderos
de azúcar, café y palmar.
Querubín que en
vuelo blanco,
cruzaste el mar.
A tu espalda tu
familia,
tu pasión, tu bienestar.
Bailando en son
otros ritmos
Mil canciones haz de cantar.
Otras lenguas que
en principio
Aprendiste a combinar.
Cambiaste ropas, costumbres,
Para tu alma
homologar.
Fueron otros los
sabores
que encendieron tu paladar.
Hubo amigos que se
fueron
de este mundo y dónde más.
Hubo noches de
tristeza
y hubo días de soledad.
Tiempo al tiempo
fue tu lema
y en el pecho la humedad,
del romance que
congelas,
tu medalla más veraz.
Y si alguien que al
mirarte
piensa que eso es un pesar,
La proeza de lo
hecho
tu razón absolverá.
Porque el bien que
trae tus manos
tu alegría devolverá,
Cada segundo de
ausencia,
cada día sin hogar.
“Sonrisas para el
amigo,
para un ángel que llegó
Y trajo la vida
consigo
y también todo su amor.
Que cuando parte
solo lleva
rostros agradecidos
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