La noche invita a una copa,
el viento sopla sereno.
El frío cala los huesos
y un perro aúlla a lo lejos.
Yo quiero ser tu inquilina,
déjame entrar y te enseño
como puedo ser tu dueño
antes que toques la cima.
Hay pero no te toca
me dices tan lisonjero
y yo que quiero ser pionero
de esos besos de tu boca.
De tu espalda de diamante,
de tus brazos de torero.
Quiero ser más que tu amante,
quiero ser tu ladronzuelo.
Al cocuyo pregunté
cuantos hijos me darías.
Me dijo que solo tres,
con uno feliz sería.
La margarita lo negó,
pero a mi no me interesa.
Es lujuria que sintió
por tus labios color fresa.
En tanto la luna buena
me ha dicho que ya me quieres
que tantas veces me vieres
te hago perder la cabeza.
Me ha dicho que te enojaste
porque llegué tarde anoche
que muy triste me esperaste.
y que por culpa del broche
de mi camisa embustera,
te volviste una quimera
de rabia, pena y reproche.
Anda ven, que yo no muerdo
solo si quieres que lo haga.
Anda que tengo una llaga
en el baúl del recuerdo.
La noche invita a una copa
y el perro que aúlla a lo lejos
ya no escucha mi congoja.
El viento trae a mis ojos
una singular silueta.
Hace frío, ten mis labios
me dice mientras me aprieta.
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