Duele la palabra en la mano que no sueña con el verso. Duele aún sin saber que le hinca en lo más profundo de su prosa. Aquella mano que se niega a la pluma y al papel. Duélele tanto, que cuando se abre, de sus dedos brotan caricias al vacío.

domingo, 24 de diciembre de 2017

El reloj del tiempo

Cómo le digo al corazón que pare de llorar?
Qué hago con el manto de dolor que me cubre el alma?
Mis ojos ya no tienen lágrimas para lavar mi tristeza.
Mis abrazos ya no calman mi soledad.
Cómo le digo al espejo que soy yo la imagen que refleja?
Qué hago con el tiempo que se escurre de mis manos?
Quien me dice que está todo bien, que pronto esta herida sanará?
Las palabras no llenan los vacíos en mi pecho.
Quién pudiera tener el reloj del tiempo...

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