Duele la palabra en la mano que no sueña con el verso. Duele aún sin saber que le hinca en lo más profundo de su prosa. Aquella mano que se niega a la pluma y al papel. Duélele tanto, que cuando se abre, de sus dedos brotan caricias al vacío.

domingo, 30 de julio de 2017

Julio sin ti

Estoy de pie al borde del camino, sin saber si continuar o esperar el tren. La sombrilla apenas me cubre de los rayos penetrantes del sol, el calor es sofocante.
_ Caminas conmigo hasta la próxima estación?
Levanto la mirada hasta la esfera amarilla que me quema el iris indeciso. Aparto de tajo la luz resplandeciente con la diestra sudorosa.
_ Por la altura es casi mediodía. Ya debería estar aquí. Como se demora caramba!
_ Vamos anda!
Partimos en fila india. Yo voy detrás de los cabellos lacios y oscuros. Voy cabizbaja, pateando las piedras que reposan encendidas entre las líneas de hierro oxidado y los tabloncillos rancios. Me pregunto cuántos años tendrán. Como de costumbre no preste atención a la clase de historia.
Me gusta caminar, siempre que salgo de guardia rechazo irme en la guagua y por más que algunos pacientes y conocidos insisten en llevarme, prefiero caminar hasta casa, el olor de la tierra es tan relajante. Pero hoy los vapores que suben hasta mi nariz son confusos. Es una mezcla de incienso y humedad.
_ Falta mucho para llegar?
Se vuelve sobre sus talones y me mira con ojos inquisitivos. Tan oscuros que me duele el pecho y bajo la mirada nuevamente hacia la punta de mis zapatos empolvados.
_ Es que hace mucho calor hoy. No tengo sed, pero quisiera sentarme un rato bajo ese flamboyan. Te animas?
_ Mientras no nos demoremos...  _ siento su miraba intensa en el centro de mi garganta, de pronto cambia el tono y espeta _ Por que no!
_ Pa´ luego es tarde!
Rechazo la piedra que casi quema mi mano y me tiendo boca arriba en la hierba seca.
_ Échate aquí conmigo... está soplando un poco, tengo la sensación que va a llover esta tarde _ carraspeo.
_ Aquí nunca llueve, no si tú estás.
_ Eh? Que tendré que ver yo con la lluvia? Te escapas! _ suelto la carcajada y me mira sorprendido, hace una mueca y casi esboza una sonrisa pero algo le ensombrece el rostro pálido y se detiene con el entrecejo absorto en la lejanía.
_ Este viaje se me hace pesado, no es que me queje, la verdad me gusta así.
_ Que cosa?
_ Que me gusta, no hay nada como una buena caminata de regreso a casa.
_ Estas demente _ sonríe con tristeza._ Nunca entendí tus manías, pero me agradaba tanto verte sonreir que te dejaba acabar con la quinta..
_ Y con los mangos!
Esta vez reímos a carcajadas los dos. La tarde comienza a oscurecer y el viento sopla con fuerza. Muchas nubes se agolpan y en la distancia se escucha un silbido largo y penetrante.
_ Sabes que no es este el tuyo!
_ No! yo me voy contigo! _ le digo con un nudo infame en el medio de mis palabras.
_ No empieces con majaderías... Yo voy a casa primero. Tú tienes otras promesas.
_ Espera el próximo! Aún falta para el anochecer. Cuentame de ti, hace mucho que no te veía.
_ Estoy bien y eso es lo que importa. No me ves?
_ Quiero pensar que lo estás...
Se hace un silencio perturbador. Observo sus largas piernas y brazos, los hombros anchos que otrora me llevaran a horcajadas. La tez morena y las arrugas que se dibujan en el ángulo externo de sus ojos... vestigios de alegría. Caen las primeras gotas, refrescantes y pequeñas, se agolpan en mi rostro.
_ Me vas a recordar?
Suelto la carcajada _ Recordarte? Já! Ni que no te fuera a ver más! Yo me voy a pie, pero ahorita nos vemos en casa.
_ Si... ahorita. Bueno, ahí viene! _ Suspira mientras se incorpora de un salto. Te quiero mucho loquilla mía.
_ Y eso a que viene!_ le digo sorprendida, pero conociendo su corazón suave le respondo _ Yo también te quiero, de aquí a la luna, ida y vuelta _  y le abrazo emocionada.
_ La próxima estación, está a una lágrima... iré delante, el tren ya se acerca.

No entendiendo muy bien su intención afirmo con la cabeza. _ Quieres mi sombrilla?
_ No, a ti aún te va a hacer falta, es extraño pero se acerca una tormenta.
_ Extraño?
_ No dejes de cantar, soy feliz cuando lo haces.
_ No dejaré de hacerlo, lo prometo. Pero por qué dices eso? Esto no es una despedida!
_ No, no lo es, siempre estaré contigo, ahí! _ Señala mi pecho y un trueno estremece mi cuerpo.
No puedo responderle, algo se quiebra muy profundo. Como si se abriera una herida en el centro de mi alma. Él sonríe y su palidez se torna luz, una luz intensa y azul que atrapa mi pupila, la fulmina. De nuevo otro silbido, esta vez parece más una trompeta en pleno Si. Tan intenso es que me anudo mientras cubro mis oídos. Se desata la lluvia, el dolor es insoportable. Me incorporo, abro los ojos mientras seco mi rostro lleno de lágrimas. Estoy parada frente a mi cama. Sonrío con pesar.
_ Siempre te voy a recordar... siempre.






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