Duele la palabra en la mano que no sueña con el verso. Duele aún sin saber que le hinca en lo más profundo de su prosa. Aquella mano que se niega a la pluma y al papel. Duélele tanto, que cuando se abre, de sus dedos brotan caricias al vacío.

martes, 20 de septiembre de 2016

En el umbral del miedo II

_ Chiquilla!  
Grita y corre hacia ella. Anda todo sudoroso y agitado, pero su rostro brilla con increíble fulgor. 
_ Chiquilla, mira que te pones difícil. Dónde estabas? 
_ Allá afuera. Por qué no ha salido la luna?
_ Aun no oscurece boba. Vamos, allá adentro te esperan.
_ No quiero! El año pasado había una luna redondota y enigmáticamente hermosa. Recuerdas?
_ Cómo olvidarla_ Suspira en modo de reprobación, se agarra los hombros y levanta los ojos hacia la diminuta figura que juega con sus rizos de ébano _ Bueno, está bien, aún tenemos tiempo, dime una cosa, por qué eres tan linda?
Ella sonríe picaresca. Da vuelta sobre la punta de los pies en un ángulo de 180 grados y para sobre los talones con fuerza hasta quedar frente al joven que respira con dificultad ante el sorpresivo giro de la pilluela. Un pequeño espiral cruza su frente perezoso y ella resopla hasta hacerlo ceder hacia su cabellera trigueña. 
_ Como no soy bonita... Nací coqueta _ E irrumpe en una amplia carcajada. 
Él está atónito. Las palabras se le quedaron atoradas en lo más profundo de su garganta. Intenta decir algún piropo de los tan ensayados el día anterior, pero ahora se da cuenta que practicó tantas horas en vano.
_ Me prestas tu brazo. No quiero entrar sola, él seguro ya llegó _ Dice como un susurro, casi una súplica. 
_ El...
_ La luna está molesta conmigo, pero no importa. Esta noche es mía, con o sin luna _
El aguanta la respiración, mira al cielo lleno de nubes, tan oscuro que le duele el alma. El nudo en la garganta preludia el silencio, extiende el brazo largo y blanco como nieve, donde se apoya la mano pequeña y morena _ Vamos_ Al fin consigue. Y salen los dos en paso disparejo pero acompasado como en la nota grave descansa el agudo, como un vals que baila al ritmo de un danzón.

_ Esto hoy si no quiere afinar. Estamos fritos! Luisi dame un Fa!
_ Que Fa ni que cosa chico, no ves que ya ese Tres está bien así? Oye que te pones como te pones. 
_ Déjalo Lolo, ya no lo mortifiques. Por fin, hoy si no hay claves que valga verdad? _ Replica Luisi con cara de quien lo dijo y no lo quiere volver a repetir.
_ Ni claves ni nada más. Este año es diferente, no la viste todavía? Mira la hora, seguro anda por el baño.
_ Bueno, es mejor que tenerla aquí diciendo cada tres minutos: Lolo, pipi! Con su cara de carnero degollado. Anda Luisi viejo, Agarra el trasto ese y acaba de darme el dichoso Fa!
_ Oye, no te metas con mi Bajo, que gracias a él, ese aparato mesozoico tuyo funciona.
Todos irrumpen en risas, menos el Tres, que se empeña en dar una nota que todavía no existe.

_ Bueno mi gente, cantamos o no cantamos!
_ Ño! Te escapaste mi hermano, de donde sacaste a la joya? Ya yo estaba preparando al Luisi para que hiciera el estribillo y sin Claves! _ Para el Tres su afán.
_ Estaba en la acera, allá afuera, tenía una deuda con la luna _ Sonríe sarcástico de medio lado pero la sonrisa se le congela al toparse con los ojos centelleantes de ella. 
_ Ya iba a entrar, cuando llegó éste con su lepe lepe. Por eso me demoré. Pero ya estoy lista, cuántos números faltan Lolo?
_ Ese y otro más. La ópera primero y luego nosotros, salen tú y Luisi con el Bajo, luego el resto. 
_ Pero... No vamos a estar todos ahí cuando se abra el telón?
_ Si serás... mejor ni te digo. Claro chica, me refiero que sales tu con el estribillo y el Bajo de fondo, luego rompemos nosotros. Ño, que me fundes vieja. Ya fuiste al baño?
_ Por cierto, aun no, me acompañas?
_ Tenía que preguntar... Anda vamos. Muchachos preparen, que esto es en menos de lo que guiña un gato. 
Él sonríe nuevamente, pero esta vez deja escapar un haz de ternura en su mirada mientras la ve alejarse de la mano de Lolo, con las piernas apretadas y los tacones resonando en la madera, como en aquella película, como era que se llamaba?...

_ Hoy no quiero que mires al público. No hay claves así que no te preocupes. Tú solo mira hacia el final del teatro, bien hacia el final. Deja a la gente, no hagas caso. Preocúpate por seguir la nota, del resto nos encargamos nosotros.
_ Tranquilo bobi, aquel día estaba nerviosa. Hoy no, además, aquel vestido me apretaba mucho, mira, hoy ando de mono pantalón. Ahora si puedo bailar a gusto. Y al final, eso es lo que le gusta a la gente, no crees?
_ Bueno _ Suspira _ Tú sabrás, ya eres grande _ Carraspea y al fin lo suelta _  No esperes a que él venga, no va a venir, me lo dijo.
_ Hoy no he visto la luna, las nubes no le han dado un diez _ Corre hacia la puerta del baño _ Ya salgo, dos minutos si?
_ Ok, mueve, que esto ya empieza.

El teatro está inundado de gente, la voz de una joven hace eco en las paredes, el público aplaude y alguno que otro chico da alaridos de bravo y silbidos discontinuos. Se cierran las cortinas. El silencio en el umbral hace más incógnita la espera. De repente se apagan las luces, todos murmuran, una luz blanca y opaca aparece en medio del tabloncillo mientras las purpúreas cortinas se van abriendo lentamente. El Bajo comienza en Fa, grave y pesaroso. Ella se para frente al micrófono, mientras desliza la mirada fila por fila, desesperanzadamente baja los ojos húmedos, pero al momento, respira hondo y los vuelve a levantar hacia el punto ciego del fondo del teatro _ Uno, dos y... _ La voz le sale suave y quejumbrosa, el público está atento, nadie mueve un ápice de cuerpo, luego viene el Tres, las Trompetas, el Piano y al fin Lolo dice la palabra mágica _ Sonorama, candela mi gente! _ El púlpito estalla al unísono con el estribillo. Ella mueve sus caderas de un lado al otro mientras lleva consigo las miradas y el micrófono, Lolo va al ritmo de la rumba y el guaguancó mientras la toma por la cintura y la hace girar varias veces, los rizos hacen espirales en el viento y su corazón se enciende de formas antiguas e inesperadas. El mundo parece solo pertenecer a ella por unos pequeños instantes. La luna está en sus grandes ojos fieros que encuentran aquellos otros, detrás de la cortina roja, la alegría de enero se refleja en sus labios y en su pelo brillan las estrellas; él la observa desde el otro lado del palco, como quien ve nacer la aurora después de muchas noches de invierno. La música para, pero la gente pide más, ella no titubea un instante y prosigue con otro número; mientras los demás los acompañan, van bajando los escalones, con toda la sangre del criollo hirviendo en sus venas, les siguen al compás de la canción. 
_ Viste Chiquilla, no hacía falta ni luna ni claves, tu solita te mandas.
_ Si... pero no tan solita... Gracias!

La medalla dorada en el pecho, tiembla como una hoja en el viento, mientras ve la cabellera ondulada partir por el corredor, la mano blanca en la cintura angosta, las miradas sutiles y fervientes que se cruzan en un centenar de risas y palabras no pronunciadas. Lolo, el Bajo y el tres se abrazan y levantan el trago a la espesura de la noche. 
_ No sirvió. No... _ El humo de un cigarrillo cubre su rostro, sonríe con amargura _ Este año la luna está más hermosa. No creen muchachitas?_ Las otras miran al cielo y la una a la otra interrogativamente, mientras él apenas susurra con voz ronca:  _ Si... la luna está más hermosa que nunca.





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