_ Chiquilla!
Grita y
corre hacia ella. Anda todo sudoroso y agitado, pero su rostro brilla con
increíble fulgor.
_ Chiquilla, mira
que te pones difícil. Dónde estabas?
_ Allá afuera. Por
qué no ha salido la luna?
_ Aun no oscurece
boba. Vamos, allá adentro te esperan.
_ No quiero! El
año pasado había una luna redondota y enigmáticamente hermosa. Recuerdas?
_ Cómo olvidarla_
Suspira en modo de reprobación, se agarra los hombros y levanta los ojos hacia
la diminuta figura que juega con sus rizos de ébano _ Bueno, está bien, aún
tenemos tiempo, dime una cosa, por qué eres tan linda?
Ella sonríe
picaresca. Da vuelta sobre la punta de los pies en un ángulo de 180 grados y
para sobre los talones con fuerza hasta quedar frente al joven que respira con
dificultad ante el sorpresivo giro de la pilluela. Un pequeño espiral cruza su
frente perezoso y ella resopla hasta hacerlo ceder hacia su cabellera
trigueña.
_ Como no soy
bonita... Nací coqueta _ E irrumpe en una amplia carcajada.
Él está atónito.
Las palabras se le quedaron atoradas en lo más profundo de su garganta. Intenta
decir algún piropo de los tan ensayados el día anterior, pero ahora se da
cuenta que practicó tantas horas en vano.
_ Me prestas tu
brazo. No quiero entrar sola, él seguro ya llegó _ Dice como un susurro, casi
una súplica.
_ El...
_ La luna está
molesta conmigo, pero no importa. Esta noche es mía, con o sin luna _
El aguanta la
respiración, mira al cielo lleno de nubes, tan oscuro que le duele el alma. El
nudo en la garganta preludia el silencio, extiende el brazo largo y blanco como
nieve, donde se apoya la mano pequeña y morena _ Vamos_ Al fin consigue. Y
salen los dos en paso disparejo pero acompasado como en la nota grave descansa
el agudo, como un vals que baila al ritmo de un danzón.
_ Esto hoy si no
quiere afinar. Estamos fritos! Luisi dame un Fa!
_ Que Fa ni que
cosa chico, no ves que ya ese Tres está bien así? Oye que te pones como te
pones.
_ Déjalo Lolo, ya
no lo mortifiques. Por fin, hoy si no hay claves que valga verdad? _ Replica
Luisi con cara de quien lo dijo y no lo quiere volver a repetir.
_ Ni claves ni
nada más. Este año es diferente, no la viste todavía? Mira la hora, seguro anda
por el baño.
_ Bueno, es mejor
que tenerla aquí diciendo cada tres minutos: Lolo, pipi! Con su cara de carnero
degollado. Anda Luisi viejo, Agarra el trasto ese y acaba de darme el dichoso
Fa!
_ Oye, no te metas
con mi Bajo, que gracias a él, ese aparato mesozoico tuyo funciona.
Todos irrumpen en
risas, menos el Tres, que se empeña en dar una nota que todavía no existe.
_ Bueno mi gente,
cantamos o no cantamos!
_ Ño! Te escapaste
mi hermano, de donde sacaste a la joya? Ya yo estaba preparando al Luisi para
que hiciera el estribillo y sin Claves! _ Para el Tres su afán.
_ Estaba en la
acera, allá afuera, tenía una deuda con la luna _ Sonríe sarcástico de medio
lado pero la sonrisa se le congela al toparse con los ojos centelleantes de
ella.
_ Ya iba a entrar,
cuando llegó éste con su lepe lepe. Por eso me demoré. Pero ya estoy lista,
cuántos números faltan Lolo?
_ Ese y otro más.
La ópera primero y luego nosotros, salen tú y Luisi con el Bajo, luego el resto.
_ Pero... No vamos
a estar todos ahí cuando se abra el telón?
_ Si serás...
mejor ni te digo. Claro chica, me refiero que sales tu con el estribillo y el
Bajo de fondo, luego rompemos nosotros. Ño, que me fundes vieja. Ya fuiste al
baño?
_ Por cierto, aun
no, me acompañas?
_ Tenía que preguntar... Anda vamos. Muchachos preparen, que esto es en menos
de lo que guiña un gato.
Él sonríe
nuevamente, pero esta vez deja escapar un haz de ternura en su mirada mientras
la ve alejarse de la mano de Lolo, con las piernas apretadas y los tacones
resonando en la madera, como en aquella película, como era que se llamaba?...
_ Hoy no quiero
que mires al público. No hay claves así que no te preocupes. Tú solo mira hacia
el final del teatro, bien hacia el final. Deja a la gente, no hagas caso. Preocúpate
por seguir la nota, del resto nos encargamos nosotros.
_ Tranquilo bobi,
aquel día estaba nerviosa. Hoy no, además, aquel vestido me apretaba mucho,
mira, hoy ando de mono pantalón. Ahora si puedo bailar a gusto. Y al final, eso
es lo que le gusta a la gente, no crees?
_ Bueno _ Suspira
_ Tú sabrás, ya eres grande _ Carraspea y al fin lo suelta _ No esperes a
que él venga, no va a venir, me lo dijo.
_ Hoy no he visto
la luna, las nubes no le han dado un diez _ Corre hacia la puerta del baño _ Ya
salgo, dos minutos si?
_ Ok, mueve, que
esto ya empieza.
El teatro está
inundado de gente, la voz de una joven hace eco en las paredes, el público
aplaude y alguno que otro chico da alaridos de bravo y silbidos discontinuos.
Se cierran las cortinas. El silencio en el umbral hace más incógnita la espera.
De repente se apagan las luces, todos murmuran, una luz blanca y opaca aparece
en medio del tabloncillo mientras las purpúreas cortinas se van abriendo
lentamente. El Bajo comienza en Fa, grave y pesaroso. Ella se para frente al
micrófono, mientras desliza la mirada fila por fila, desesperanzadamente baja
los ojos húmedos, pero al momento, respira hondo y los vuelve a levantar hacia
el punto ciego del fondo del teatro _ Uno, dos y... _ La voz le sale suave y
quejumbrosa, el público está atento, nadie mueve un ápice de cuerpo, luego viene
el Tres, las Trompetas, el Piano y al fin Lolo dice la palabra mágica _
Sonorama, candela mi gente! _ El púlpito estalla al unísono con el estribillo.
Ella mueve sus caderas de un lado al otro mientras lleva consigo las miradas y
el micrófono, Lolo va al ritmo de la rumba y el guaguancó mientras la toma por
la cintura y la hace girar varias veces, los rizos hacen espirales en el viento
y su corazón se enciende de formas antiguas e inesperadas. El mundo parece solo
pertenecer a ella por unos pequeños instantes. La luna está en sus grandes ojos
fieros que encuentran aquellos otros, detrás de la cortina roja, la alegría de
enero se refleja en sus labios y en su pelo brillan las estrellas; él la
observa desde el otro lado del palco, como quien ve nacer la aurora después de
muchas noches de invierno. La música para, pero la gente pide más, ella no
titubea un instante y prosigue con otro número; mientras los demás los acompañan,
van bajando los escalones, con toda la sangre del criollo hirviendo en sus
venas, les siguen al compás de la canción.
_ Viste Chiquilla,
no hacía falta ni luna ni claves, tu solita te mandas.
_ Si... pero no
tan solita... Gracias!
La medalla dorada
en el pecho, tiembla como una hoja en el viento, mientras ve la cabellera
ondulada partir por el corredor, la mano blanca en la cintura angosta, las
miradas sutiles y fervientes que se cruzan en un centenar de risas y palabras
no pronunciadas. Lolo, el Bajo y el tres se abrazan y levantan el trago a la
espesura de la noche.
_ No sirvió. No...
_ El humo de un cigarrillo cubre su rostro, sonríe con amargura _ Este año la
luna está más hermosa. No creen muchachitas?_ Las otras miran al cielo y la una a la otra interrogativamente, mientras él apenas susurra con voz ronca: _ Si... la luna está más hermosa que nunca.
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