Duele la palabra en la mano que no sueña con el verso. Duele aún sin saber que le hinca en lo más profundo de su prosa. Aquella mano que se niega a la pluma y al papel. Duélele tanto, que cuando se abre, de sus dedos brotan caricias al vacío.

miércoles, 11 de septiembre de 2019

Juventud divino tesoro.

Me encontré navegando en mis sueños de antaño. Cuando la llegada de la noche era el preludio de la vida. Y nos pasábamos horas buscándonos en el horizonte chispeante. En aquella época éramos constelaciones y la vida se medía en parsecs. 

                                         A mis Twin Stars.

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