Duele la palabra en la mano que no sueña con el verso. Duele aún sin saber que le hinca en lo más profundo de su prosa. Aquella mano que se niega a la pluma y al papel. Duélele tanto, que cuando se abre, de sus dedos brotan caricias al vacío.

lunes, 30 de octubre de 2023

Mañana

Un paso detrás de otro... Algunas veces a grandes zancadas y otras en la punta de los pies, como para no despertar los malos pensamientos...

Hoy barro la casa, saco la basura, limpio el polvo. Organizo el armario y de paso las ideas.  Un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar. Tiempo al tiempo y buena cara, hoy no es día de avanzar sino de respirar profundo y sentir la tierra bajo tus pies. Hoy es día de sentarse en el camino y escuchar el viento. 

Mañana vendrá la lluvia y mojará las piedras y lavará las aguas del río como si lavara mi alma junto a los remolinos. Mañana serán las diez como si fueran las ocho, no importa si es día o es noche, si el sueño es lejano recuerdo y llega el insomnio después de las doce. 

Mañana o quizá pasado, o en una semana y un mes. Mañana quién sabe y despierte al alba y canten los pájaros y llegue la luz y un rayo de sol caliente el arrollo y el pez bajo el agua. Mañana y no hoy, lo que no fue ayer llegará algún día y entre la rutina de un día y su noche vendrán las campanas sonando en azul. 

Hoy barro la casa, saco la basura y limpio mis ojos que pesan cual polvo negro en la ventana. Organizo el armario y encuentro una idea. Quién sabe mañana o tal vez pasado, o en una semana y un mes. Hoy barro la casa.

lunes, 31 de mayo de 2021

La oveja negra

Déjame oveja negra, 

déjame renegada, descolada. 

Déjame y no refutes mi proceder indigno de tu continuidad infame. 

Obra del libre albedrío y de la consciencia propia. 

Déjame y no me mires, no me escuches, no me hables de tu mundo previsible y caducado. 

Déjame futurista, soñadora, dueña de mi espacio y de mi tiempo. 

Déjame oveja negra! 

martes, 13 de octubre de 2020

Consejo

Las palabras pueden hacer la diferencia. Son capaces de elevar el espíritu de las personas así como llevarlas hasta el abismo del desespero. Usarlas con cautela es sabio y guardarlas con sigilo la mejor decisión. Si bien los poetas nos valemos de ellas hasta de forma superlativa para expresarnos, a veces (muchas veces) las preferimos atascadas en lo profundo del alma y aludimos a las lágrimas para despojar el grito que quema en la garganta. Porque cuando tienes un arma sabes que puedes usarla y si la usas puedes herir a quien no debieras. Calla entonces, calla... Y ahoga tu lengua y tu rabia absurda. Deja que el tiempo apague el amargo y lave tu dolor. Quizá en pocas horas verás que no eras tú el único herido, quizá la empatía y el amor te haga cambiar de parecer y de un tirón olvides todo, como si fuera una mal sueño. Y entonces, ya no tengas que sufrir el arrepentimiento. Si no sabes amar tan fuerte como para perdonar a tu prójimo, entonces da la espada y calla a tiempo. No sea que después sea muy tarde.